miércoles, 21 de abril de 2010

consejos para la familia de Dios

Los adolescentes abandonan la iglesia.

  • ¿Realmente han nacido de nuevo, o fueron solamente "socializados" en una religiosidad exterior? (A veces decimos que "volvieron atrás" mientras en realidad nunca eran cristianos.)
  • ¿Se sienten presionados a conformarse con costumbres de la iglesia que no tienen base en la Palabra de Dios? (A veces damos más importancia a las tradiciones de nuestra iglesia o denominación, que a la Palabra de Dios. Los adolescentes son especialmente susceptibles hacia esto.)
  • ¿Entienden sus padres y sus maestros el significado de la adolescencia, los problemas particulares de esta etapa y el trato que requieren? ¿Tienen a alguien en la iglesia quien les brinda confianza y los toma en serio?
  • ¿Les damos oportunidades para hacer experiencias reales con el Señor?
El "problema de la tercera generación" ("cristianos de tercera generación" que se vuelven tibios y tradicionalistas):
  • Este problema otra vez se reduce a la pregunta: ¿Estamos realmente evangelizando a nuestros hijos, o los estamos solamente "socializando" en las costumbres de nuestro cristianismo? Si ellos crecen dentro de un "cristianismo" que se mide según la conformidad del comportamiento del niño con el comportamiento del grupo cristiano que los rodea, entonces no nos debe extrañar si ellos no desarrollan ninguna relación real y personal con el Señor.
La desintegración de las familias:
  • Este asunto es muy importante porque la familia tiene mayor influencia en el desarrollo de los niños y en su relación con Dios. (p.ej. sus primeros conceptos de Dios Padre se forman de acuerdo al ejemplo de sus padres terrenales)
  • Más vale prevenir que curar. ¿Estamos dando a las familias el apoyo que necesitan para permanecer juntas?
  • Normalmente es mucho más fácil restaurar la vida de los hijos que la de los padres. ¿Estamos ayudando a los hijos a ser sanados de los traumas que sufrieron en sus familias, a recobrar su confianza en Dios, y a establecer un fundamento mejor para la familia que ellos tendrán en el futuro?
Se cuenta que un hombre, al pasear por la ciudad, vio a dos albañiles trabajando cerca de una plaza. Se acercó y preguntó a uno de ellos: "¿Qué estás haciendo?" - "Estoy poniendo ladrillos", respondió. - Preguntó al otro albañil: "¿Qué estás haciendo?" - "Estoy edificando una gran catedral."
Dos personas pueden hacer la misma cosa, pero con una perspectiva muy distinta. ¿Eres maestro de Escuela Dominical o profesor de niños? ¿Eres padre o madre y tienes que educar a tus hijos? Entonces, ¿cuál sería tu respuesta a la pregunta: Qué estás haciendo? - Algunos dirían: "Estoy solamente cuidando a unos niños." Pero Dios tiene una perspectiva muy distinta.
Cuando Dios mira desde el cielo, El ve no solamente a "unos niños". El ve en cada niño un plan maravilloso para una vida entera, un plan diseñado por El mismo. Además, El ve a todas las personas con quienes este niño se va a relacionar durante su vida, y para quienes este niño puede ser una bendición. El ve un "edificio" grande donde nosotros vemos solamente "unos ladrillos". Cuando enseñas a los niños los caminos del Señor, puedes traer bendición a una generación entera:
"... habiendo de ser Abraham una nación grande y fuerte, y habiendo de ser benditas en él todas las naciones de la tierra. Porque yo sé que él mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino del Señor, haciendo justicia y juicio..." (Génesis 18:18-19).

Como maestros y como padres somos colaboradores de Dios. Ayudamos a edificar este   edificio maravilloso que El tiene planeado para la vida de cada uno de los niños que están a nuestro cuidado.
"Si piensas en fruto para un año, siembra trigo.
Si piensas en fruto para diez años, planta un árbol.
Si piensas en fruto para cien años, educa a un niño."





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